Una vez, Eros no habia percibido
entre las rosas una abeja adormecida
y la abeja le hirió un dedo.
Restregandose lasmanos con agudos,
largos gritos, no corria si no volaba
a la bella Citerea.
Y gritaba: ¡Estoy perdido!
¡Madre mia, estoy perdido!
¡Madre, vengo de morir!
¡Me ha mordido una serpiente!
¡Una serpiente muy pequeña
y con alas, la que "abeja" llamarian
los campesinos!.
Y le dijo ella: Si el dardo tan pequeño
de una abeja te da tanto sufrimiento,
¿Piensas, Eros, cuanto sufren los que
hieres con tus flechas?
Excelente poema, da mucho que pensar...