LA PALABRA Y YO.
Debería ser
no digo ya mí esposa fiel, pero sí mi amante,
por lo menos;
sin embargo,
lo confieso - es hora
de que se sepan
estas irregularidades relaciones
para evitar un escándalo más tarde-
es imposible conquistarla,
me traiciona:
se va por temporadas,
luego vuelve
cuando quiere,
no cuando le grito, la busco
o le hago señas;
la sorprendo con otros
cuando la creía más mía
y lo peor es
que a veces
luce mejor con ellos
que conmigo;
en ocasiones la maltrato,
la castigo, la golpeo,
para que me deje poseerla
o si no,
me maltrato yo mismo
en su presencia,
me someto a auto-castigo,
a disciplina,
para ver si se conmueve
pero nada;
a ciertas hoars, como está
es casi fácil seducirla
y es muy intenso el goce,
la redondez brillante del abrazo;
también es fácil perdonarla
entonces
por la vida que me hace llevar
al lado suyo:
pero no tardará en irse
de nuevo,
la conozco.
Armando Rojas Guardia.
Etiquetas: edit post