Una palabra bella,
sólo la intacta intimidad de una palabra bella,

me bastaría para la vida.


Si pudiéramos guardar las palabras malas
-las que has dicho hoy-,
pero las palabras se mueren como el papel de los libros.



Se mueren sonriendo,
sin perder la inocencia

como los niños.


Si pudiéramos guardar las palabras
-las que has dicho hoy-,
pero las palabras se apagan como las lámparas



La lámpara que en la fría alcoba,
sobre el mármol pulcro del velador
ilumina la cruz del libro de oraciones.


Si pudiéramos guardar las palabras
-las que has dicho hoy-,

pero las palabras se secan como las hojas.

¡QUÉ TRISTE EL OTOÑO DE LAS PALABRAS BELLAS!.


Si pudiéramos guardar las palabras,

como hacen los niños con las mariposas,

pero las palabras se mueren en los labios de los malos poetas

¡Cuánta palabra hermosa se ha perdido!


Si pudiéramos guardar las palabras

-las que tú has dicho hoy-,

las que hasta hoy eran tan viejas.



Si pudiéramos conservar en nuestra vida

-como un íntimo tesoro-
la inocencia total de una palabra bella.



Fernando Paz Castillo

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